Introducción





Entrevista a R. J.Sender en A la carta. TVE


Sender ya había sido reconocido como novelista antes de partir al exilio y lo seguirá siendo después, instalado en el continente americano. Pero entonces dejó de escribir una literatura «de combate inmediato» para pasar a una «de iluminación» (Peñuelas). Una de las obras que tuvo mayor repercusión es el Réquiem..., que parece dar satisfacción a sus antiguos compañeros anarquistas al crear un héroe campesino, Paco, que es un libertario innato que no ha sido aleccionado previamente.

En numerosas ocasiones el autor habló de esta obra y de su significado. En el Prólogo (fechado en Alburquerque en enero de 1956), principal paratexto de Los cinco libros de Ariadna, Sender explicó el sentido que había querido dar a su novela: «En todo caso este libro es la voz bastante directa y desnuda de alguien que trata de ordenar sus pretextos para seguir viviendo. Y de dejar subrayadas y fijadas la grandeza y la insensatez de nuestra Guerra Civil para ejemplaridad de los que vengan mañana, si es que alguien puede aprender o escarmentar —que lo dudo— en cabeza ajena. En todo caso ahí está el horror con toda su pretendida belleza y el deseo nuestro de escarmentar en cabeza propia».

En el proemio de la edición de 1964 Sender vuelve a aclararlo: “El libro está más cerca a mi corazón que otros libros míos”. Describe cómo su relato es una alegoría de los sucesos de la polarización de la Guerra Civil: "Con la distancia las cosas se hacen símbolos, y los símbolos, alegorías funcionales y vivas".

El novelista comenta también el efecto del distanciamiento, que le permite su recuerdo de la realidad de la preguerra y la guerra desde el exilio: la memoria sensitiva que se convierte en memoria selectiva, un proceso que es positivo para la creación literaria: «Me ha ayudado porque con la separación geográfica y la distancia en el tiempo se esencializa el recuerdo. Es decir, la memoria selectiva elige lo más esencial y olvida lo físicamente impuro».

El propio autor afirmó que “la novela es simplemente el esquema de la Guerra Civil nuestra, donde unas gentes que se consideraban revolucionarias lo único que hicieron fue defender los derechos feudales de una tradición ya periclitada en el resto del mundo”.

No pudo publicarse en España hasta 1974 por causa de la censura, un año antes de la muerte del dictador Franco. En ella se retrata la historia de un cura que va a decir una misa de difuntos en recuerdo de un vecino de su parroquia, a la que solo asistirán tres personas, en realidad los caciques causantes de su muerte violenta. Mientras tanto, el párroco, va alternando un presente reducido, una hora más o menos, con numerosos retazos del pasado, que en forma de analepsis reconstruyen la vida de la víctima en el convulso momento del comienzo de la Guerra Civil.

Dicen que Sender escribió su Réquiem en una semana, y eso asombra porque, a pesar de ser una novela breve, tiene diversos niveles de lectura, uno más superficial y otros más profundos, que el lector debe interpretar. Puede que se quede en el primero o que sea capaz de acceder a su compleja estructura y sobre todo a su carga simbólica y mítica, que en un primer momento puede pasar desapercibida. Es lo que sucede con las grandes obras.

Afirma Peñuelas que Sender muestra de diversas maneras su acercamiento a la realidad:
“Suele verificarse mediante enfoques múltiples en los que destacan dos niveles extremos de la concepción y expresión de dicha realidad: el inmediato, frecuentemente áspero, frecuentemente áspero y violento, y el imaginativo o poético, más alejado de lo cotidiano, es decir, realidad vista desde "abajo", o desde dentro, en su nivel de la dolorosa tragedia que es el vivir; y desde "arriba", en los ambiguos niveles de las evocaciones líricas y del significado último de las cosas” .